Alexander McQueen: Savage Beauty
Fue mi principal motivo y la gran razón de instar a mis padres a ir a Nueva York sí o sí este año, antes de finales de julio.
Y como son los mejores padres que cabe imaginar, me hicieron caso. Y fuimos. Y la vimos. Y los tres nos quedamos absortos con la fantástica exposición que han hecho de los diseños de McQueen y, sobre todo, cómo han captado el espíritu del diseñador.
Romántico, emotivo, victoriano, melancólico.
Tras esperar una cola de media hora aproximadamente, entramos. Cada sala estaba perfectamente ambientada, desde la decoración hasta la música. Los vestidos, pantalones y chaquetas, colocados exquisitamente sobre maniquíes hechos a medida, con poses que acompañaban a los tejidos. En algunas, también había pantallas que reproducían vídeos de sus magníficos desfiles (como el del tablero de ajedrez).
Este estaba colocado justo enfrente al entrar, junto a uno en rojo lleno de plumas
Sí, parece madera. Y es que en verdad lo es.
La mayoría de los trajes están allí gracias a Daphne Guiness o a la casa McQueen. Han escogido unos diseños maravillosos, comenzando con sus primeras creaciones tras graduarse en la Saint Martins ("Taxi Driver", F/W 1993-1994) y finalizando con su última colección antes de morir ("Plato's Atlantis", 2010).
En la siguiente imagen podéis ver el famoso vestido que McQueen pintó en directo en uno de sus desfiles a través de dos robots. Estoy casi segura de que todos lo conocéis. Habré visto ese vídeo unas 10 veces, y no me canso de verlo. Es tan dramáticamente hermoso y tan tecnológicamente romántico...
Muchos de los tocados eran del gran Philip Treacy. El de las mariposas es precioso, al igual que el de las ramas.
También estaba el holograma de Kate Moss y los famosos zapatos armadillo, por supuesto. Unos zapatos que me encantan a pesar de que al 95% de la gente le parezcan feos. Rescato una frase del propio McQueen: "Es en las cosas feas en las que más me fijo, porque otras personas tienden a ignorarlas".
Me encantó. Me enamoró. No sé cuánto tiempo me detuve a admirar cada diseño, pero hubiera estado todo el día entero.
Cada detalle. Cada puntada. El ambiente que habían recreado... Todo era perfecto.
Como véis, hice muchísimas fotos. Y tampoco me fui de allí sin tocar algún vestido de McQueen...
Al salir de las salas en las que estaba expuesto el trabajo de McQueen, como no podía ser de otra forma, te hacían pasar por la tienda para salir. Y me llevé casi todo: el calendario del 2012, el pack de postales, una agenda y el libro.
El libro merece una mención aparte porque por tan sólo 40 dólares (unos 26 euros) te llevas 240 páginas sobre McQueen, incluyendo un prefacio muy muy interesante, una entrevista a Sarah Burton, cientos de fotografías y frases pronunciadas por el diseñador. ¿O debería de decir artista? ¿O incluso genio...?
-RaQueL T.G.-
PD: Si queréis el libro (es una pasada), os podéis hacer con él AQUÍ
PD2: Llevo tres días sin Internet, por eso no pude actualizar antes! lo siento!!
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